jueves, 30 de abril de 2015

SE ARRIENDAN MENTIRAS

Es común ver en los currículums de las personas la expresión "Soy bueno trabajando bajo presión". Esto será verdad algunas veces, pero otras será una pequeña mentira. Mentir es un pecado, aunque también es un comportamiento racional: Se hace para parecer mejor de lo que uno realmente es, bien porque estamos ante un entrevistador, una conquista o un funcionario. Mentimos porque el beneficio esperado supera el costo. Los seres humanos decimos, en promedio, 6 mentiras al día.

Es dificil creer que las razones para mentir sean provocadas por una ley, pero podría ser así si se aprueba un proyecto que pretende que todos los contratos de arrendamiento de vivienda urbana incorporen, de manera obligatoria, una póliza de arrendamiento. Ese tipo de seguro ya existe en el mercado y es opcional. Cada arrendador determina si quiere o no pedir esa póliza a su futuro inquilino. Si éste incumple los pagos a los que está obligado, la aseguradora responde. El trabajo previo de la aseguradora es, básicamente, verificar la capacidad de pago del inquilino. Uno supondría que el proyecto está pensado para proteger a los propietarios. Las historias extravagantes de arrendatarios incumplidos dan rabia, y uno estaría tentado a celebrar la iniciativa. Sin embargo, los resultados de una ley de esa naturaleza podrían no ser tan buenos. 

Hoy día, un individuo que no "pase" el exámen ante una aseguradora consideraría las siguientes opciones: 1) Repetir tantas veces el proceso de solicitar la póliza, esperando que en alguna de ellas lo logre. 2) Buscar vivir en un sitio donde no exijan la póliza, aunque seguramente no será donde quería hacerlo inicialmente. 3) Pactar un mayor valor del cánon de arrendamiento con el propietario y de esa manera compensar el riesgo.

Si se impone un seguro obligatorio en esos contratos, las negociaciones privadas entre las partes podrían ser nulas o darse en términos non sanctos. Como la realidad es mucho más fuerte que una norma puesta en un papel, posiblemente se firmarían contratos sin esa exigencia ¿Qué creen que pasaría en los pueblos donde la oferta de aseguramiento es casi nula?

Las partes también podrían decir que el valor del contrato es menor al real, y de esa forma el inquilino pasaría el exámen de la aseguradora. O bien, sin tener opción de buscar una vivienda que no exija la póliza, porque la ley no lo permite, un inquilino rechazado sólo tendría la opción de mentir a la aseguradora para parecer un mejor deudor de lo que realmente es. En los dos últimos casos, la ley estaría creando incentivos para mentir. Bueno, ante una aseguradora siempre es posible mentir, pero con la obligación del seguro se cierran las puertas a las posibilidades de negociación privada. El mercado negro de las certificaciones falsas estaría dichoso.

Pero el principal problema del proyecto no serían las mentiras. La mayoría de las personas cumple sus contratos (Hubiera sido fantástico que el proyecto incluyera datos sobre el mercado de arriendo, el de seguros y de los procesos judiciales asociados. Como no los trae es imposible hacerse una idea real de la situación). El verdadero problema es, en mi opinión, la lógica que subyace al mismo: "Las personas no son lo suficientemente buenas determinando qué es lo mejor para ellas mismas. Por eso les facilitamos las cosas, les diremos cómo deben hacer sus contratos." Esto no significa que los malos deudores tienen derecho a deshonrar sus compromisos, ni más faltaba. Creo que es más importante la libertad de los individuos para hacer sus acuerdos como quieran, y ello implica soportar las consecuencias de sus decisiones, las buenas y las malas. Los sistemas no son perfectos y los acuerdos privados siempre tendrán un margen de ineficiencia e incumplimiento, pero eso no signifca que se deban inventar regulaciones que encarecen el mercado y que crean más problemas de los que resuelven. Me imagino que la solución a las nuevas trabas sería, equivocadamente, más y más regulación. Así los legisladores seguirían diciendo "Lo mío ha sido el impulso de leyes para defender a los ciudadanos". Tal vez es lo que ponen en sus currículums.

miércoles, 8 de abril de 2015

TIEMPOS INTERESANTES


Hay una maldición china que dice "Ojalá vivas tiempos interesantes". Extraña maldición, aunque con mucho sentido. En esas épocas se generan los desarrollos intelectuales y tecnológicos más excitantes. Pero también son épocas peligrosas, violentas y problemáticas. Vivir en uno de esos tiempos, por atractivo que parezca, no será nada tranquilo. Así que si un chino nos dice eso, no nos sintamos halagados.


Terry Pratchett, escritor inglés, tituló Tiempos Interesantes uno de sus maravillosos libros. Es sobre un mago haragán que quiere vivir muy tranquilo y termina siendo protagonista de una revolución. Es literatura fantástica de héroes, dragones y hechiceros poco tradicionales. En su obra hay sarcasmo, humor negro, burlas al establecimiento, a la guerra, al nacionalismo. Pratchett no se tomaba muy en serio a sí mismo, pero lo que escribía era de una seriedad demoledora, aunque no parezca. 

En el 2010, T. Pratchett filmó un documental con la BBC llamado Eligiendo Morir. Mostraba la vida de 2 ingleses que sufrían terribles padecimientos causados por enfermedades irreversibles. Decidieron ir a Suiza a contratar los servicios de una empresa que ayuda a personas muy enfermas a suicidarse. Todo en un ambiente tranquilo, digno y rodeados de las personas más importantes en sus vidas. Viajaron a Suiza porque en Inglaterra las leyes prohíben el suicidio asistido. Terry Pratchett, de cierta manera, también era protagonista de la historia porque tenía Alzheimer y en el filme se preguntaba si, eventualmente, sería capaz de tomar esa misma decisión cuando la enfermedad fuera insoportable. Finalmente no tuvo que hacerlo. Murió hace tres semanas, el 12 de marzo de 2015.


"Conozco a las personas que hablan de sufrir por el bien común. ¡Nunca son ellos, joder! Cuando oyes a un hombre gritar: ¡Adelante, bravos camaradas!, verás que siempre es el que está detrás de la jodida roca enorme, y el único que lleva el casco realmente a prueba de flechas" Tiempos Interesantes

En Colombia, con relación a la eutanasia, se ha presentado un proyecto de ley que pretende despenalizar el suicidio asistido y la eutanasia activa, siempre que la ejecute un médico y si hay un consentimiento y una decisión libre del paciente. Sin embargo, dos cosas lo mejorarían, por lo menos para su entendimiento: La primera es incorporale datos. No hay un sólo dato o estadística en la justificación de este proyecto de ley que ayude a comprender el problema en sus reales proporciones. Podría, eventualmente, ser muy útil saber cuántos pacientes han interpuesto tutelas para que les autoricen una eutanasia. Cuántas tutelas se resuelven favorablemente o cuáles son las enfermedades más recurrentes por las cuáles alguien está dispuesto a morir. Es posible que al final del ejercicio los datos no nos digan muchas cosas, tal vez ni existen esos datos; pero cualquier intento por regular una realidad tiene que hacer un intento por comprenderla, y la comprensión no puede ser a través de anécdotas e intuiciones.

La segunda es eliminar temas que sobreregulan innecesariamente: Establecer normas sobre cuántos médicos se necesitan para saber si un paciente sufre dolores intensos (Dos); o cómo y por cuanto tiempo hay que hablar con el paciente para determinar que en efecto sí quiere terminar con su vida (De forma "digna y humana", y "reiteradamente"); o con cuanto tiempo de anticipación debe alguien haber dado instrucciones para que le apliquen la eutanasia si llegado el caso no pudiera expresar su voluntad (5 años), volverían complicado algo que podría ser sencillo. 

Los argumentos religiosos, jurídicos y médicos a favor o en contra de la eutanasia son tantos y tan interesantes que es imposible pretender revolverlos todos. Personalmente creo que la decisión del individuo debe primar sobre cualquier otra consideración. La libertad, a pesar de que se diga lo contrario, constantemente está bajo ataque, y muchas veces por parte de quienes dicen defenderla. Pero si se ha llegado a ese punto es porque somos un poco culpables. Hemos cedido muchas de nuestras responsabilidades; suponemos que las autoridades, por el mero hecho de serlo, están en mejor posición para decirnos cómo debemos actuar, con quién casarnos y hasta cómo educar a los hijos.  

Termino diciendo que la libertad y la responsabilidad son caras de una misma moneda que debería volver a nuestro bolsillo. Sir Terry Pratchett sabía que estos son tiempos para defender la libertad, y por eso escribió: "No se puede ir por ahí construyendo un mundo mejor para la gente. Sólo la gente puede construir un mundo mejor para la gente."


El documental Eligiendo Morir lo pueden ver aquí.