miércoles, 18 de marzo de 2015

DE VÍBORAS, DELINCUENTES Y CADENA PERPETUA


La cadena perpetua para violadores y asesinos de menores que de nuevo se propone en Colombia podría tener unas consecuencias imprevistas, nada buenas, similares las que dieron lugar a la expresión El Efecto Cobra.

Todos hemos visto a una Cobra, la serpiente. No hay que ser biólogo para saber que es muy peligrosa. La siguiente es una anécdota sobre ésta serpiente, ocurrida durante la ocupación británica de la India: El gobierno Inglés estaba preocupado por la cantidad de muertos causados por la picadura de la cobra. Se pensó e implementó una solución que tenía cierta lógica: Le pagarían a las personas una cantidad de dinero por cada cobra muerta que trajeran. No suena mal: Se crea un incentivo económico, los ciudadanos contribuyen a solucionar un problema, y además éstos se ganan unos pesos. Sin embargo, vino algo no tan bueno, algunas personas empezaron a tener criaderos de cobras, luego las mataban y finalmente cobraban el beneficio. Al gobierno británico no le gustó mucho, se sintió burlado y dejó de pagar la recompensa. Pero entonces, quienes habían criado cobras ya no tenían ningún interés en tenerlas por más tiempo y las liberaron. Al final, la población de las cobras superó en número a la cantidad que había al comienzo, antes de empezar a pagar por cada cobra muerta. Lo que era un propósito "bueno" terminó no siéndolo. 

El efecto cobra es un ejemplo de un fenómeno más grande llamado "Ley de Consecuencias Imprevistas", que ocurre cuando se generan unos resultados, por lo general malos, que nunca fueron anticipados por quien realizó la acción.


Yo, cobra. Tú cobras.

Ahora bien, no hay nada más execrable que un delito cometido contra los niños. Sin embargo, aplicar la misma pena para cualquiera de esos dos delitos podría crear un incentivo perverso que generaría, a la larga, consecuencias iguales o peores que aquellas que trata de evitar.
Partamos de un supuesto y es que las personas somos racionales en términos económicos, es decir que actuamos de cierta manera sólo cuando los beneficios superan a los costos. Aplicar esa misma lógica a un criminal fue un enfoque original propuesto por Gary Becker (Economista que recibió el premio nobel en 1992, murió en 2014 y llevaba junto con Richard Posner un blog imprescindible que pueden ver aquí). Tener ese enfoque sobre el criminal nos lleva a pensar que éste comete su crimen si la utilidad que le reporta esto es superior al costo de cometerlo. Y por utilidad cabe cualquier cosa que le genere satisfacción, física o sicológica. Cuando hablamos de utilidad no hablamos solamente de dinero. Y por costo caben, igualmente, muchas cosas: No sólo la plata invertida para comprar un arma, sino también: a) La probabilidad de que lo capturen, y; b) La magnitud de la pena asociada al delito. Un criminal sabe, en mayor o menor medida, que ciertos delitos generan una mayor pena que otros. Y también tiene una percepción sobre que tal estamos en Colombia a la hora de agarrar a un criminal.  
Estas dos variables, probabilidad de ser capturado y magnitud de la pena, son las que realmente tienen la posibilidad de disuadir a un delincuente de cometer un crimen. Si ambas son muy altas, cometer un delito será costoso; y si el costo supera a la utilidad no se comete el crimen. Sin embargo, debe haber sincronía entre ellas dos. De poco sirve una pena alta si la probabilidad de ser capturado es baja, y viceversa.
Y acá viene el factor clave que podría generar las consecuencias no deseadas, y es el hecho de imponer exactamente la misma pena tanto para violar como para matar. Hablemos de un criminal para quien violar le reporta cierta utilidad, digamos que matar hasta ese momento no le reporta ninguna. Este violador, con la nueva ley, no tiene que ser un genio para saber que si es capturado tendrá exactamente la misma pena que si hubiera matado. Y tampoco tiene que ser muy listo para querer reducir la probabilidad de ser atrapado. Para reducir esta probabilidad puede eliminar a la víctima de su violación, pues el principal testigo-víctima ya no podría señalarlo, identificarlo, acusarlo, etc. Y de todas formas, la magnitud de la pena será la misma si se hubiera quedado en la violación. Puede obtener la misma utilidad reduciendo los costos asociados a su crimen, a menos que matar le cause algún recelo moral, cosa que personalmente dudo. Un delincuente suficientemente cruel para violar a un menor, posiblemente sea lo suficientemente cruel para matar.  
Entonces, podríamos llegar a ver que la tasa de homicidios asociados a violaciones aumentaría, cuando antes teníamos únicamente violaciones. Una clara consecuencia no deseada, creo yo. 
El derecho le ha denominado a esto derecho penal simbólico, que no es más que creer que un aumento en la pena soluciona la criminalidad. Lo malo de esto es que no pasa de ser un símbolo insulso, incapaz de arreglar el problema real. Lo único que no es simbólico es lo que queda después, la frustración del público y la desconfianza en las instituciones. Esto es tan real como morir por causa de una víbora.

Notas:
Nota 1:  Las consecuencias imprevistas no siempre son malas. A veces los resultados son buenos. A esto se le conoce como serendipia. 
Nota 2: Quien esté interesado en la exposición de motivos del proyecto la puede consultar en: http://www.imprenta.gov.co/gacetap/gaceta.mostrar_documento?p_tipo=03&p_numero=204&p_consec=41280 . El texto del proyecto lo pueden ver en:  http://marthavillalba.com/sites/default/files/2015/02/19/documentos/proyecto_de_acto_legislativo_numero_204_de_2015.pdf 
Nota 3: El proyecto planteado modifica una norma constitucional y no llega a las especificidades de aclarar que la violación y el asesinato tendrán la misma pena. Pero sabemos que por ahí van las intenciones. Así es como se ha vendido la idea: http://www.eltiempo.com/politica/justicia/cadena-perpetua-para-violadores/15259195 

lunes, 2 de marzo de 2015

UNA SOLUCIÓN MÁS CARA, POR FAVOR

¿Cree usted que un gran problema sólo puede ser resuelto pensando en grande e invirtiendo grandes sumas de dinero? La sabiduría popular nos enseña que grandes problemas requieren grandes soluciones, y también que lo barato sale caro. Sin embargo, la sabiduría popular, la más de las veces, está equivocada (Por ejemplo, no existe evidencia sobre los beneficios de tomar mucha vitamina C cuando tenemos gripa para contrarrestar sus efectos)

En la anterior entrada (Impuestos Altos en Calorías) había dicho una de esas cosas que se dicen al pasar, obiter dictum en la jerga de los abogados. Había dicho que tendemos a creer que la manera de solucionar un problema es pidiendo más recursos para un sector. El año 2014 terminó con un paro judicial de casi tres meses y todo indica que dentro de poco se irán a paro nuevamente. Las razones de ASONAL, el sindicato de la rama judicial, son casi las mismas de siempre: La justicia es precaria y para que funcione mejor se requiere aumento de salarios, creación de más juzgados, reforma estructural, etc., es decir más recursos para el sector. El hecho de que los grupos de presión defiendan sus propios intereses no es, en sí mismo, algo criticable. Aderezar sus peticiones particulares con argumentos sobre el bien común tampoco es novedad. Yo creo, en cambio, que las soluciones baratas y simples, siempre que funcionen, deberían ser las primeras a elegir. Y por eso voy a contar dos historias:
  1. Hasta que no se inventen algo mejor, las notas siguen siendo el mejor indicador para saber si somos buenos haciendo algo. Cuando salen los resultados de la pruebas PISA, que no es más que una nota, todos empezamos a hablar sobre todos los males de la educación y sus soluciones: Profesores mejor pagos, educación gratuita, salas de clase con menos estudiantes, jornada completa, etc. Se han gastado millones de pesos sobre el sistema de educación y, en general, los resultados siempre son casi siempre los mismos. Pero vean esto: En una región pobre de China llamada Gansu, alrededor de 2500 niños de escuela necesitaban gafas pero apenas 59 de ellos las tenían. Se llevó a cabo un experimento y les entregaron gafas a la mitad de los niños que las necesitaban. Después de un año, las evaluaciones y notas de estos mejoraron. Aprendieron más y mejor que sus compañeros que no las tenían. Cada par de gafas costó 15 dólares. 
  1. Al Gore se ha convertido en el gurú mundial de la lucha contra el calentamiento global, es todo un Rockstar. Sus propuestas para detenerlo implican tanto acciones individuales, que parecen baratas, como acciones globales que no parecen tanto, pues requiere que muchos gobiernos emitan regulaciones al respecto, que las empresas se pongan de acuerdo para disminuir emisiones de CO2; y por último ¡¡¡Que los seres humanos cambien su conducta y hábitos de consumo!!! Todo esto cuesta mucho dinero. Sin embargo, podría haber otra solución. En 1991, el volcán Pinatubo (En las Filipinas) hizo erupción. Ningún volcán había explotado con la potencia de éste en mucho tiempo. Fue tal su fuerza que durante los nueve minutos que duró la erupción, expulsó a la estratósfera unos 20 millones de toneladas de dióxido de azufre. El azufre se esparció por toda la estratósfera y, mientras estuvo allí, actuó como un gran paraguas cubriendo la tierra. Al cabo de dos años, la temperatura de la tierra descendió 0.5 grados centígrados, lo mismo que había aumentado en casi cien. No pasó mucho tiempo antes de que alguien se preguntara si ésta podría ser una solución al problema del calentamiento global. La pregunta técnica era obvia: ¿Es posible poner dióxido de azufre en la estratósfera de manera controlada?; y, de ser posible, ¿Cuánto vale hacerlo? La respuesta a la primera pregunta fue "Sí"; y a la segunda fue "Muy poco en comparación con otras soluciones". 20 millones de dólares cuesta poner en marcha este plan, y 10 millones de dólares el costo anual de operación. Le presentaron la solución a Al Gore, y básicamente dijo que era una tontería, que no podía ser posible que algo tan difícil de solucionar fuera tan barato. Para Al Gore, al parecer, la solución de un problema tan complejo tiene que valer miles de millones de dólares. (Entre otras cosas, ¿Han visto que el Calentamiento Global se convirtió en una nueva religión? Cuidadito con poner en duda alguno de sus dogmas.)


"¿Calentamientos globales a mí?"


¿Qué es lo interesante de las anteriores historias? Que se enfrentaron a un problema difícil, complejo, extenso; y las soluciones fueron baratas, simples, efectivas y se concentraron en una pequeña parte del problema. Resulta esperanzador saber que pensar en pequeño puede dar buenos resultados. Pensar en grande para solucionar un gran problema, a pesar de lo que digan los conferencistas motivacionales, conlleva muchas dificultades: Hay que tener muchísimas cosas en cuenta; los costos de transacción son elevados (Invertimos mucho tiempo e información obteniendo y procesando datos); hay mayor riesgo de equivocarnos porque pensar así es un ejercicio especulativo; es difícil establecer qué funciona y qué no; y, por supuesto, cuesta mucho dinero. Damos por hecho que la única manera de solucionar algo tan grande es abordándolo con todas sus variables, pero ya es un reto en sí mismo poner de acuerdo a los expertos sobre cuáles son esas variables
"¿Calentamientos globales a mí?" 


No quiero decir que los problemas de la justicia sean fáciles de solucionar, ni siquiera si los dividimos en problemas más pequeños. El punto es que pensar en pequeño no parece ser algo a lo que estemos acostumbrados, y deberíamos. ¿Es el de la justicia un problema tan supremamente complejo y costoso que sólo se puede salir de él con una reforma estructural, que tomaría muchísimo tiempo y que además cuesta miles de millones? Afirmar que la justicia está en crisis, a la larga, no nos dice mayor cosa. Al final del día al ciudadano lo que lo ofende es que su proceso se demore mucho tiempo, o que el ladrón que atraparon hace una semana ya esté afuera. Tampoco soy un indignado ni un pesimista, pero sí me gustaría saber cuál es el punto de los sindicatos para vendernos la idea de que mejores salarios harán que los procesos duren menos. O que  nos respondan por qué un juez colombiano resuelve 448 casos al año y uno de EEUU 3135. Intentaré pensar en preguntas sencillas y soluciones igual de sencillas a ese tema y en una entrada futura hablaré de ellos. Tal vez lo único que se necesita es un par de gafas nuevas, de las baratas.

Notas:
1. El caso del experimento de las gafas para los niños de China fue tomado de Think Like a Freak. El del volcán Pinatubo fue tomado de Superfreakonomics. Ambos libros fueron escritos por Seteven D. Levitt y Stephen J. Dubner. 

2. La estadística sobre la comparación de casos resueltos por jueces colombianos frente a jueces norteamericanos fue tomada de la siguiente noticia: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11593661